Detección Temprana y Tratamiento
Redacción Suplementos (Vocero)
Según la página del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) «el cáncer es causado por cambios en los genes que controlan el funcionamiento de nuestras células. Estos cambios afectan la forma en que las células crecen y se dividen, y es cuando se divide de forma incontrolada que se convierten en células de cáncer. Cuando esto ocurre en el tejido mamario, se conoce como cáncer de mama. Es una enfermedad que pueden padecer tanto hombres como mujeres, pero son las féminas en quienes se presenta con mayor frecuencia.
Aunque las personas con antecedentes familiares de cáncer de mama tienen mayor riesgo de padecer la enfermedad porque algunas nacen con versiones raras de ciertos genes que las ponen en alto riesgo-entre ellos los genes BRCA1 y BRCA2)- no significa que nadie más esté en riesgo de padecerlo. De hecho, «la inmensa mayoría de las pacientes no tienen antecedentes familiares ni genes que provoquen cáncer», explicó la doctora Margaret Gatti-Mays, especialista en el tratamiento del cáncer de mama, en la Universidad Estatal
de Ohio.
Ella indicó que los investigadores también buscan combinaciones de genes que puedan conducir al cáncer de mama. «Las mujeres pueden heredar cientos o miles de versiones comunes de genes que tienen cada uno efectos minúsculos, pero que combinados pueden suponer un riesgo considerable de desarrollar cáncer de mama», afirmó la doctora Montserrat García-Closas, investigadora del cáncer en el Instituto Nacional de Salud.
Otros factores que pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama son la edad, haber tenido hijos, el consumo de alcohol y la obesidad. Esto es precisamente lo que pretenden descubrir las distintas investigaciones lideradas por el Instituto Nacional de Salud, «Connect for Cancer Prevention» es una de ellas y examina cómo los genes, el historial médico y los estilos de vida interactúan para afectar al riesgo de desarrollar cáncer.
También, el «Wisdom Study» explora la mejor manera de personalizar los exámenes médicos que se realizan a las personas, en busca de los signos de la enfermedad antes de que aparezcan los síntomas. Ambas investigaciones están enfocadas en agilizar la detección temprana del cáncer para aumentar las posibilidades de cura con tratamientos especializados.
En términos de prevenir cáncer de mama, el autoexamen y las mamografías siguen siento vital para la detección temprana. Las mamografías son imágenes de rayos X de la mama. Actualmente se realizan en 2D y 3D. Las mamografías en 2D se toman desde dos lados de la mama, mientras que la 3D se toman desde diferentes ángulos alrededor de la mama. Luego, una computadora construye una imagen en 3D. Las imágenes por resonancia magnética ”MRI”, por sus siglas en inglés se utilizan a veces para examinar a
las mujeres con alto riesgo de cáncer de mama.
Se trata de imágenes más detalladas de la mama y no usa radiación. Otra manera de detectar el cáncer es mediate muestras de sangre o «biopsias líquidas», que buscan el AND de las células cancerosas que viajan a través del torrente sanguíneo. Cuando se detecta un cáncer de mama, el tratamiento, dependiendo del tipo de tumor- suele ser la cirugía, quimioterapia y radiación, pero los médicos pueden recomendar otros que se
conocen como «tratamientos dirigidos». Según la página del Instituto Nacional de Salud, «estos bloquean proteínas específicas que controlan el crecimiento, la división y la propagación de las células cancerosas».
El tipo más reciente de tratamiento de cáncer se denomina inmunoterapia. Este método entrena al organismo para que luche contra el cáncer utilizando su propio sistema inmune. «La inmunoterapia es muy prometedora, pero sus beneficios se limitan aún a algunas pacientes con cáncer de mama triple negativo», expuso la Dra. Gatti-Mays.
Añadió que «estos cánceres carecen de los tres receptores. Pero los investigadores están intentando ampliar este tratamiento a más pacientes con cáncer de mama. También están probando si su uso junto con otros tratamientos funciona mejor. Los científicos siguen buscando formas de mejorar la detección, la prevención y el tratamiento. «En los próximos cinco o 10 años, debería haber mejores formas de que las mujeres determinen su riesgo de cáncer de mama», afirmó la Dra. García-Closas. «Eso debería ayudarlas a conversar con sus médicos sobre cuáles serán las estrategias de prevención que mejor se adapten».